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La leyenda del lago Ypacaraí relata que en un principio ese lugar estaba ocupado por una fuente de agua y que un día, a raíz de la ira de los dioses, desatada por faltas humanas, se sacudió la tierra y de allí brotó agua de una manera desbordante, inundando toda la zona. Frente a esto, los pobladores buscaron ayuda en el apóstol evangelizador fray Luis Bolaños, quien se trasladó de inmediato hasta allí.
La leyenda relata que el hombre invocó a Dios y bendijo las aguas, y que estas de inmediato se calmaron y comenzaron a retroceder. Desde entonces, el lago formado a partir de ese episodio se llama Ypacaraí, que significa “agua bendecida” o “lago bendecido”.
En principio, se podría decir que esta historia es muy difícil de probar desde el punto de vista científico, dado que un hombre no puede con el solo uso de la palabra hacer que la naturaleza responda a sus deseos. Es por esta razón que resulta factible dudar de su veracidad, aun cuando el lago efectivamente existe en Paraguay. Probablemente, la pregunta sobre el origen de este lago encuentre su respuesta en una conjunción de fenómenos naturales complejos.
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