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La importancia de las semillas es que cada una de ellas contiene un embrión que puede dar origen a una nueva planta. Además, las semillas son importantes para muchos animales, ya que se alimentan de ellas.
También los seres humanos nos alimentamos de algunas semillas, pero, sobre todo, las sembramos, para que crezcan y se desarrollen hasta formar una planta. Luego, algunas partes de las plantas (las hojas, el tallo, el fruto, la raíz) son consumidas como alimento, o bien se utilizan para fabricar medicamentos, telas, papel, pinturas y otros productos.
La semilla es la parte de las plantas con flores que se encuentra en el interior del fruto y que contiene un embrión. Este, bajo las condiciones adecuadas, da origen a una nueva planta.
La semilla se forma como resultado de la reproducción sexual de las plantas con flores. Las flores son órganos sexuales, que contienen células masculinas y femeninas. Al unirse una célula femenina con una célula masculina, se forman la semilla y el fruto. Luego, cuando el fruto se desprende de la planta o es comido por algún animal, las semillas llegan al suelo, esparcidas por el viento, el agua o los mismos animales.
Dentro de la semilla, el embrión permanece “dormido” o en estado de latencia, hasta que se produzcan las circunstancias favorables para que germine (humedad del suelo, temperatura, disponibilidad de luz).
En una semilla se distinguen las siguientes partes:
- Embrión: es una planta en miniatura. Contiene una pequeña raíz, llamada radícula; una diminuta yema, la plúmula; una especie de pequeño tallo, el hipocótilo, y una o dos hojuelas, denominadas cotiledones.
- Endospermo: es la reserva de nutrientes del embrión, que este utilizará durante las primeras etapas de su desarrollo.
- Epispermo: es la capa exterior de la semilla, que protege al embrión.
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