¿Conociendo mis raíces y mi historia voy construyendo mi identidad?

Sí, es así. Para entender por qué conociendo sus raíces y su historia cada persona va construyendo su identidad, es necesario saber qué es la identidad y cómo se construye.

La identidad es el conjunto de características que nos define, es decir, que nos distingue de los demás y nos hacer quienes somos.

• En un nivel superficial, nuestra identidad comprende nuestro aspecto físico, las circunstancias de nuestra vida (fecha y lugar de nacimiento, nombre de nuestros padres, lugar en el que se vive, etcétera) y nuestro modo de ser (personalidad, gustos, habilidades).

• En un nivel más profundo, nuestra identidad es el resultado de nuestra historia, es decir, de las experiencias que hemos tenido a lo largo de nuestra vida; de las personas que conocimos, de las decisiones que tomamos, de todo aquello que aprendimos.

• En la formación de la identidad también tienen un papel importante nuestras raíces, es decir, aquellas personas que nos precedieron y que hicieron posible que nosotros podamos reconocernos como parte de un grupo o comunidad. Entre estas personas se encuentran, en primer lugar, nuestros padres y abuelos, pero también las personas con las que ellos vivieron, y otras personas, que, aunque no las hayan tratado, influyeron en sus vidas.

De lo dicho anteriormente, se puede concluir que la identidad no es algo que se recibe o se tiene de una vez para siempre, sino que es un proceso, a lo largo del cual cada persona va reconociendo ciertos rasgos como propios y va comprendiendo quién es.