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La culpabilidad que viene tras hacer algo malo o decir algo inapropiado. Muchas veces no necesitamos que otras personas nos juzguen por nuestras acciones, ya que nosotros mismos podemos llegar a ser los jueces más implacables e intransigentes de todos.
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La autoexigencia que nos hace siempre ir un poco más allá con tal de superar a otros y, sobre todo, a nosotros mismos. Si bien es cierto que no todos son igual de exigentes consigo mismos, todos esperamos ciertos resultados de nuestro propio trabajo por pequeños que estos sean.
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Aferrándose a la moralidad. Esta moralidad dependerá siempre de cada individuo y de las cosas que a este le fueron enseñadas como buenas y malas. Como mencionamos anteriormente, el Superyó siempre se encargará de llevarnos “por el buen camino” aunque para hacerlo deba ignorar muchos de nuestros deseos.
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que no rompamos las reglas impuestas por la sociedad en la que vivimos como las normas autoimpuestas. Un claro ejemplo de esto es que cuando vemos algo en una tienda y no tenemos dinero para comprarlo, controlamos el impulso de robarlo porque nos han enseñado que eso está mal.
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Cumpliendo los sueños del individuo, esto lo consigue mediante la conciliación entre lo que queremos y lo que podemos hacer.
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Socializando con otras personas. Esto se logra gracias a la constante relación entre las dos otras partes del ser; no obstante, es gracias al Yo que se puede llegar a un punto medio y así entablar relaciones reales en las que haya respeto y consideración por el otro.
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Al ser la parte de nuestro ser que dejamos ver al mundo, el Yo vive en la realidad. No es excesivamente moral y rígido como el superyó, pero tampoco es un ente primitivo que solo busca el placer como el ello; es un individuo complejo con una amplia gama de sentimientos, ideas y valores.
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regula nuestros impulsos y nos indica constantemente qué es lo que está bien y qué es lo que está mal; es algo así como un policía o un juez que nos dice lo que debemos y no debemos hacer. A pesar de que en un principio parezca algo muy aburrido, lo cierto es que es necesario.
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Los sueños son interpretados por el psicoanálisis como una manifestación críptica del contenido del ello, que logra simbolizarse de manera desordenada.
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Las pulsiones de vida y de muerte que parecen provenir de lo profundo de la psique y que a menudo conducen a conductas recurrentes, suelen provenir del ello.
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Sé que no tengo dinero y no compro ningún vestido
Gracias
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