El suelo es la capa superficial de la Tierra en la que crecen las plantas y viven los animales. Está compuesto por materiales orgánicos, como los restos de plantas y animales, y por materiales inorgánicos, como la arena, la arcilla, los minerales, el agua y el aire.
Los tipos de suelo se forman tras largos períodos de procesos físicos, químicos, biológicos y factores ambientales, en los que la erosión y destrucción de las rocas y la acumulación de materiales orgánicos e inorgánicos, forman diversas características en los terrenos.
Los tipos de suelos se clasifican en dos grupos generales con sus respectivos subtipos:
1) Según su estructura. Estos tipos de suelos pueden ser:
Suelos arenosos. Son los que tienen poca materia orgánica y no pueden retener el agua. Suelen tener composición ácida y pocos nutrientes. Drenan muy rápido el agua, en verano se secan fácilmente y en invierno son arrasados por las intensas lluvias.
Suelos calizos. Son los que tienen abundantes sales y minerales que le dan un color blancuzco. Son típicos de las zonas áridas y secas.
Suelos humíferos. Son los que tienen abundante materia orgánica en descomposición, que les da un color negro oscuro, y son capaces de retener agua. Resultan suelos fértiles aptos para la agricultura.
Suelos arcillosos. Son los que contienen finos granos capaces de retener gran cantidad de agua y formar barro. Pueden resultar aptos para ciertos cultivos, aunque son difíciles de trabajar por ser duros y por no drenar de manera fácil. En verano tardan en calentarse aunque pueden agrietarse con facilidad.
Suelos pedregosos. Son los que contienen numerosas rocas por lo que no son capaces de retener agua ni son aptos para cultivar.
Suelos mixtos. Son los que están compuestos por una mezcla de arena y de arcilla, por lo que pueden retener poca agua.
2) Según sus características físicas. Estos tipos de suelos pueden ser:
Listosoles. Son suelos de poco espesor, menos de 10 cm., que suelen formarse con delgadas capas de vegetación sobre zonas rocozas.
Cambisoles. Son suelos que se encuentran en el proceso inicial de formación, por lo que resulta escasa aún la acumulación de minerales, arcilla o materia orgánica.
Luvisoles. Son suelos típicos de regiones con estaciones del año bien diferenciadas, entre la estación seca y la húmeda con abundantes lluvias. Presentan una acumulación de arcilla superior al 50 % de su volumen y suelen tener color rojizo debido a la acumulación de óxidos de hierro.
Acrisoles. Son suelos que presentan una menor acumulación de arcilla en la superficie respecto a su subsuelo, debido a la gran cantidad de materia orgánica en la superficie. Son típicos de los climas húmedos y templados de tipo selváticos.
Gleysoles. Son suelos que presentan acumulación de hierro y humus. Son típicos de zonas húmedas y pantanosas.
Fluvisoles. Son suelos de formación reciente generados por los depósitos fluviales. Tienen gran concentración de calcio.
Rendzina. Son suelos de unos 50 cm de profundidad con gran concentración de materia orgánica.
Vertisoles. Son suelos arcillosos de color negro que suelen estar en zonas de escurrimiento y de poca pendiente.
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