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Para comparar la calidad y el precio de un producto, previamente se debe conocer las diferentes opciones que se ofrecen en el mercado y buscar información sobre ellas para poder elegir con criterio. Luego hay que evaluar las alternativas, es decir, las diversas marcas del producto que de desea adquirir según el presupuesto con que se cuenta para ese gasto en particular. Además, se debe considerar al seleccionar un producto es si éste satisface nuestras necesidades.
Cuando ya se han acotado las alternativas según las necesidades, es el momento de comparar la calidad y el precio. Lo más común es que hayamos encontrado alternativas de distinto precio, aun luego de descartar aquellas que exceden nuestra disponibilidad de dinero. Es necesario ver si esas diferencias de precio se relacionan directamente con el nivel de calidad. Existe el prejuicio de que los productos más caros son mejores que los más baratos, pero esto no es siempre así. Por ejemplo, puede suceder que algún comercio tenga un producto de muy buena calidad en precios de oferta.
Para poder evaluar la calidad de las distintas opciones que ofrece el mercado, contamos con estas estrategias:
- Revisar nuestra experiencia: por ejemplo, recordar si hemos usado algunos otros productos de un determinado fabricante y el nivel de satisfacción obtenido; si una marca tiene un producto bueno, es probable que tenga otros de calidad equivalente.
- Realizar una nueva investigación en Internet o entre personas cercanas acerca de experiencias con las distintas marcas y productos.
Una vez que se conocen las diversas variantes de calidad y precio, pueden establecerse las siguientes relaciones para cada producto:
- Si el producto tiene un precio elevado y poca calidad, es claro que se trata de la peor decisión que podemos tomar.
- Si el producto tiene precio bajo y es de poca calidad, habremos hecho un ahorro momentáneo, pero es posible que el producto se deteriore rápidamente o, incluso, termine siendo dañino. Por ejemplo, puede suceder que un jabón para la ropa no solo no limpie bien las prendas, sino que, además, las arruine, con lo que se pierde por un lado lo que se ganó por otro.
- Si el producto tiene precio alto y es de buena calidad, se trata de una opción adecuada, pero no es la mejor porque supone un desembolso importante en nuestro presupuesto.
- Si el producto tiene precio bajo y es de buena calidad, nos encontramos ante la mejor opción de compra.
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