martino
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Escuela primaria
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De acuerdo al poema de Parménides, responde las siguientes preguntas:
1) ¿De dónde salió el personaje del poema?
2) ¿A dónde llegó?
3) ¿Cómo fue recibido?
4) ¿Cuál es la fuerza que impulsaba la carreta?
5)¿Quién mostraba el camino y dirigía al personaje y su carreta?
6) ¿Qué hacía el eje y el buje de las ruedas de la carreta?
7) ¿Fue por casualidad que el personaje alcanzó la luz o por qué?
8) ¿Cuál es el secreto que le reveló la diosa?
9) ¿Cuál es el camino equivocado ?
10) ¿Con qué se identifica el ser y con qué al pensar?

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    ignacio_m
    1. El personaje del poema de Parménides salió de la mansión de la Noche.
    2. Llegó a la casa de una diosa, a la que ella llama “Alcázar de la luz” y “Mansión del día”.
    3. Fue recibido por la diosa con benevolencia.
    4. La carreta es impulsada por la fuerza de los caballos.
    5. Unas jóvenes doncellas eran quienes mostraban el camino y dirigían al personaje y su carreta.
    6. El eje se desplazaba sobre el buje de las ruedas y lo hacía enrojecer y lanzar un agudo chirrido.
    7. No, el personaje no alcanzó la luz por casualidad, sino motivado por la ley divina y la justicia.
    8. El secreto que la diosa le reveló al personaje del poema es que el ser es y el no-ser no es.
    9. El camino equivocado es el que dice que el no-ser existe y que su existencia es necesaria.
    10. El ser se identifica con la existencia y el pensar con el ser.

    El cuestionario se refiere al siguiente fragmento del poema de Parménides:

    Al salir de la Mansión de la noche, los caballos que me llevan consigo cumplen, al hacerlo, toda la plenitud de mi deseo.

    No hay duda [de] que ellos son mis verdaderos guías, los que me condujeron por la famosísima ruta de la diosa, que encamina al hombre a través de todas las ciudades, hacia la posesión de las luces del saber.

    Por esta ruta me veía llevado, y ciertamente los caballos, a cuyo impulso marchaba, eran muy diestros, puesto que tiraban de la carreta, y permitían, a la vez, que jóvenes doncellas nos mostraran el camino.

    El eje de la carreta, se desplaza sobre el buje de las ruedas, haciéndole enrojecer con un agudo chirrido, cuando ya nuestra carrera hacia la luz era espoleada por las jóvenes hijas del sol, que recogían con sus manos los velos que cubrían sus cabezas…

    A través de las puertas que guardaba la severa justicia, las jóvenes doncellas llevaron rectamente, por el arduo camino, el carro y los caballos.

    La diosa me recibió con benevolencia, tomó mi mano derecha entre las suyas, y me habló de esta manera:

    “¡Oh, joven, compañero de las inmortales conductoras! Bienvenido seas, tú, que llegas a nuestra casa, Alcázar de la luz o Mansión del día, pues no es un hado infausto el que te movió a recorrer este camino –por cierto, bien alejado de la ruta trillada por los hombres–, sino la ley divina y la justicia.

    “Es necesario que conozcas toda mi revelación y que esté a tu alcance el intrépido corazón de la verdad, de hermoso cerco… Voy a revelarte ahora mismo mi secreto. Presta atención a mis palabras…

    “El ser es y el no-ser no es; ésta es la vía de la verdad.

    “La vía que dice que el no-ser existe y que su existencia es necesaria, no tengo reparo en decírtelo, es un camino totalmente negado para el conocimiento, porque jamás podrás llegar a conocer el no-ser y ni siquiera expresarlo en palabras…

    “Hay que decir y pensar que el ser existe, ya que es a Él a quien corresponde la existencia… Porque pensar y ser es lo mismo. Te invito a que consideres estas cosas”.

    En el fragmento se narra, por medio de un lenguaje simbólico, el descubrimiento de la verdad en que se basan todas las cosas.

    El joven protagonista del poema emprende un viaje desde la “Mansión de la noche” (que puede interpretarse como el lugar donde reina la oscuridad, es decir, la ignorancia) hacia la luz (el conocimiento). Viaja sobre un carro impulsado por caballos ("yeguas" en el texto griego original) y bajo la guía de jóvenes doncellas (“las hijas del Sol” en el texto griego), quienes lo conducen a la “Mansión del día” (el lugar donde reside el conocimiento).

    En la Mansíon del día lo recibe una diosa que le revela la vía que conduce al verdadero conocimiento. Esta se resume en la sentencia: “El ser es y el no-ser no es”, lo cual significa que la realidad última de las cosas es indestructible y permanente, y que no existe la nada. Esta, a diferencia del ser, no puede pensarse; considerar la posibilidad de que exista la nada conduce al sinsentido.

    Parménides de Elea fue un filósofo griego que vivió en el siglo VI a. C. Forma parte de los filósofos presocráticos. Así se denomina a los filósofos griegos anteriores a Sócrates, considerados los primeros pensadores que buscaron explicar la realidad mediante la observación de la naturaleza y el empleo de la razón, y no mediante argumentos basados en la intervención de los dioses.

    Parménides es autor de una única obra, un poema de carácter filosófico del que se han conservado varios fragmentos. El poema presenta una reflexión acerca del fundamento último de la realidad, asociada a lo inmutable y permanente y a la que se accede a través de la razón. Las ideas de Parménides influyeron en muchos filósofos posteriores, entre ellos Platón y Aristóteles.

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