¿Por qué consideras que quisieron representar a la serpiente el día de equinoccio de primavera?

La pregunta se refiere a la gran pirámide de Kukulkán, en la ciudad maya de Chichén Itzá, ubicada en la península de Yucatán, en México, y erigida por los mayas en el año 525. En realidad, esta pirámide, que demuestra los importantes conocimientos de astronomía y geometría que tenía la cultura de los mayas, es un gigantesco calendario que señala, entre otras cosas, los cambios de estación.

Todos los años, con la llegada del equinoccio de primavera (21 de marzo), desde la explanada que está ubicada frente a la pirámide es posible observar un sorprendente espectáculo, conocido como “el descenso de la serpiente”. Durante aproximadamente cinco horas, se produce un juego de luces y sombras que da la impresión de que el cuerpo de una serpiente se desliza ondulando desde la cima de la pirámide hasta la escultura de la cabeza de la serpiente emplumada que está ubicada en la base.

Idéntica ilusión óptica se repite el día del equinoccio de otoño (22 de septiembre). El fenómeno, que dura unas cinco horas, presenta el aspecto de siete triángulos de luz invertidos, resultado de la sombra que proyectan las nueve plataformas del edificio en el momento de la puesta del Sol.

Los mayas realizaron esta obra en honor a su máxima divinidad, Kukulkán, a la que representaban como una serpiente emplumada. El descenso del dios serpiente por la escalinata de la pirámide en el inicio de la primera era celebrado como un augurio de que las cosechas del año serían muy buenas.

Los equinoccios son los dos momentos del año en que la Tierra es iluminada por el Sol de igual forma en el hemisferio norte y en el sur. En esos dos días, el Sol se ubica de manera perpendicular a la línea del ecuador, de modo que el día y la noche duran lo mismo en todo el planeta.