Beneficios y riesgos de la transformación temporal y permanente de la naturaleza.

En la naturaleza, la materia y la energía se relacionan constantemente de diversas maneras. Al actuar sobre la materia, la energía produce transformaciones, que pueden ser temporales o permanentes.

• En las transformaciones temporales no se afecta la composición de la materia, es decir, esta no se transforma en una nueva sustancia. Por ejemplo, la evaporación del agua de la superficie de los lagos por acción del calor del Sol es un cambio temporal, ya que el agua pasa del estado líquido al gaseoso (vapor de agua), pero no se transforma en una nueva sustancia: sigue siendo agua. Cuando el vapor se condensa en las nubes, se transforma nuevamente en agua en estado líquido, que cae a la tierra por acción de la fuerza de gravedad.
• En las transformaciones permanentes, por el contrario, se afecta la composición de la materia; es decir, en un cambio de este tipo se forman nuevas sustancias. Por ejemplo, en la oxidación del hierro, este metal se combina con oxígeno del aire para formar otra sustancia de color pardo (el óxido de hierro) que tiene propiedades distintas que las del hierro y no puede volver a transformarse en ese material. Otro tipo de transformación permanente es la combustión; por ejemplo, si se quema un trozo de madera, no es posible volver a obtener madera a partir de las cenizas.

Si se toma el ciclo del agua en la naturaleza como caso de cambio temporal (ya que el agua pasa sucesivamente por los tres estados: líquido, gaseoso y sólido), se pueden señalar entre los beneficios:

• el riego para los sembrados que realizan las lluvias;

• la alimentación de los cauces de los ríos con el agua del deshielo de las altas cumbres,

• a su vez, el uso del agua de los ríos para hacer canales de riego, para el transporte fluvial y para impulsar las turbinas en las centrales hidroeléctricas.

Los riesgos relacionados con el ciclo del agua se derivan de que no puede ser controlado y, por lo tanto, eventualmente ocurren catástrofes climáticas como heladas, inundaciones o sequías.

Si se toma la combustión como caso de cambio permanente (ya que un material que se quema pasa a ser otros materiales, como ceniza, dióxido de carbono y vapor de agua), se pueden señalar entre los beneficios:

• la cocción de los alimentos producida a partir de la quema de carbón o leña, como así también la calefacción de las viviendas y el movimiento de turbinas en las centrales térmicas para generar energía eléctrica, ;
• el movimiento de los motores de los vehículos a partir de la quema de combustibles derivados del petróleo.

Los riesgos de la combustión se relacionan con el hecho de que, a partir de la Revolución Industrial, se ha incrementado de manera alarmante la emisión de dióxido de carbono derivada de ese proceso, lo que impacta sobre el calentamiento global.