Tipos de fósiles

Los fósiles son restos orgánicos petrificados, que se encuentran en algunas capas de la superficie terrestre. Tanto animales como plantas pueden encontrarse en estado fósil.

1) De acuerdo a sus características:

• Fósiles índice o guía. Corresponden a organismos extinguidos. Son muy utilizados en la bioestratigrafía y se caracterizan por encontrarse en abundantes cantidades. Su distribución estratigráfica es restringida mientras que su distribución geográfica amplia.

• Subfósiles. Pertenecen a organismos extintos o no que se encuentran en el yacimiento reciente o del Holoceno. Se caracterizan por no tener más de 11.000 años de antigüedad.

• Fósiles problemáticos. Son aquellos cuyo origen orgánico no se puede comprobar.

• Pseudofósiles. Son materiales inorgánicos cuya apariencia es orgánica.

• Fósiles químicos. Son moléculas que se encuentran en el petróleo o sedimento. Los fósiles químicos ayudan a distinguir ambientes marinos o dulceacuícolas, determinar la presencia de ciertos organismos, establecer métodos particulares de descomposición de partículas y reconstruir el escenario en el que se formó la roca madre.

• Fósiles vivientes. Corresponden a organismos recientes e incluso actuales que tienen numerosas afinidades morfológicas con especies extinguidas o que han sufrido a lo largo del tiempo modificaciones morfológicas, generalmente externas.

2) De acuerdo a su formación:

• Fósiles petrificados. Se forman a partir de las partes blandas o duras de algún organismo, que se mineralizan y conforman una copia de ellas en una piedra, de manera exacta.

• Fósiles gelificados. Se forman tras la incrustación de un organismo en el hielo luego de un proceso de congelación. El organismo se mantiene sin alteraciones a bajas temperaturas por largos períodos.

• Fósiles compresos. Son el resultado de organismos que se depositan en una superficie blanda, por ejemplo barro, que queda cubierta por una fina capa de sedimento.

• Fósiles incluidos. Se forman como consecuencia de que algún organismo quede atrapado en alguna sustancia (ámbar o resina, por ejemplo).

• Fósiles impresos. Contienen las impresiones de plantas o animales sobre el fango, que se endurece hasta transformarse en una roca.