dario.heller
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Escuela primaria
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Un diálogo que tenga los siguientes personajes:
- Campesino
- Campesina
- Hacendado
- Capataz
- Sacerdote
- Encargado de la tienda de raya
- Hijo o hija de campesinos
- Esposa del campesino

  • Respuesta verificada

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    HACENDADO (viene caminando junto al CAMPESINO): —Mira, Romualdo, los elotes ya están echando hoja.

    CAMPESINO: —Así es, don Diomedes, las plantas van a crecer muy bien este año, con la ayuda de Dios.

    SACERDOTE (viene caminando en sentido contrario y ha escuchado la última frase del CAMPESINO): —Muy bien, hijo mío. Todo se cumple en este mundo según la voluntad del Creador.

    HACENDADO: —¡Qué gusto verlo por la hacienda, Padrecito! ¿Qué lo trae por aquí?

    SACERDOTE: —Buenas tardes, don Diomedes. Sucede que he venido a darle la comunión a doña Nazarena en la hacienda vecina… y creo que me he perdido. No encuentro el camino de vuelta al pueblo.

    HACENDADO: —¡Uf! Es complicado darle las indicaciones desde este punto. Se volvería a extraviar. (Al CAMPESINO): —Romualdo, anda a buscar al Capataz para que acompañe al padre hasta el camino principal.

    CAMPESINO: —Ya mismo se lo busco, don Diomedes. (Sale.)

    HACENDADO: —¿Y cómo está doña Nazarena, padrecito? Hace rato que no se la ve por los campos.

    SACERDOTE: —Está bien. Pero el dolor de huesos no la deja moverse mucho.

    HACENDADO: —Ah, ¡son estos días de mucha humedad!

    SACERDOTE: —Así es. Pronto mejorará el tiempo.

    (Se acercan el ENCARGADO DE LA TIENDA y la CAMPESINA. Vienen hablando entre ellos.)

    ENCARGADO DE LA TIENDA: —Que no, Dorotea. No te puedo dar ese rollo de tela floreada de fiado.

    CAMPESINA: —Pero prometo pagárselo no bien me dé el dinero don Diomedes. (Ve al HACENDADO y se detiene.) ¿Cómo está, don Diomedes? Justo le decía al tendero que usted pronto nos va a pagar la quincena.

    HACENDADO: —Así es. El lunes es el día de pago.

    ENCARGADO DE LA TIENDA: —Bueno, Dorotea, si es así, puedes esperar hasta el lunes.

    CAMPESINA (algo enojada): —¡Pero yo quería empezar a coser el vestido este fin de semana! Ya veo que tendré que esperar. Nadie confía en una humilde campesina. (Se marcha; el ENCARGADO DE LA TIENDA se queda con los otros dos.)

    (Vuelve el CAMPESINO. Lo acompañan su ESPOSA, su HIJO, su HIJA y el CAPATAZ.)

    CAMPESINO: —Aquí vengo con el Capataz para que le dé las indicaciones, padre. Pero antes mi esposa quiere conversar un minuto con usted.

    ESPOSA DEL CAMPESINO: —¡Buenas tardes, padrecito!

    SACERDOTE: —¡Dios te bendiga, hija mía! ¿Qué se te ofrece?

    ESPOSA DEL CAMPESINO: —Estos son mis hijos, Rosita y Manuel. Quieren pedirle un favor, ya que usted nos ha hecho el honor de visitar la hacienda.

    SACERDOTE: —Soy todo oídos.

    HIJA DEL CAMPESINO: —¡Hola, padrecito! Queremos decirle que nos portamos muy bien.

    HIJO DEL CAMPESINO: —¡Dios lo guarde, padrecito! Y también rezamos las oraciones que nos ha enseñado nuestra madre.

    SACERDOTE: —Los felicito.

    HIJA DEL CAMPESINO. —Por eso queríamos pedirle si podemos comenzar a ir al catecismo este año.

    SACERDOTE: —Pues claro que sí, hijitos. Vengan con sus padres a la misa del domingo y quédense luego para anotarse en el catecismo.

    ESPOSA, HIJA e HIJO DEL CAMPESINO: —¡Muchas gracias, padrecito!

    CAPATAZ: —Buenas tardes, padre. Me ha dicho Romualdo que necesita que lo guíe al camino principal.

    SACERDOTE: —¡Eso mismo!

    ENCARGADO DE LA TIENDA: —Ah. Si es por eso, no hace falta que se molesten. Yo debo volver al pueblo, así que acompañaré al Padre mientras vamos conversando.

    SACERDOTE: —¡Alabado sea el Señor que siempre nos da su asistencia!

    HACENDADO, CAPATAZ, CAMPESINO y ESPOSA DEL CAMPESINO: —¡Amén!

    (Todos se saludan. El SACERDOTE y el ENCARGADO DE LA TIENDA se marchan en una dirección. El resto de los personajes sale en la dirección opuesta.)

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