¿A qué se siente llamada Rigoberta al ganar el premio? ¿Por qué?​

En el discurso que pronunció en ocasión de recibir el Premio Nobel de la Paz de 1992, Rigoberta Menchú expresa que se siente llamada a “actuar en función de lo que [el Premio] representa y en función de su gran trascendencia mundial”. Esto es, ser “un instrumento de lucha por la paz, por los derechos de los que sufren las abismales diferencias, desigualdades económicas, sociales, culturales y políticas”, en particular, de los pueblos centroamericanos.

Rigoberta Menchú es una activista y defensora de los derechos humanos de los pueblos indígenas, de origen maya. Nació el 9 de enero de 1959 en Guatemala. Desde niña se vio obligada a trabajar, primero en varias fincas y, más tarde, como empleada doméstica.

En 1977 comenzó a militar en el Comité Unidad Campesina. Durante esta época, el ejército guatemalteco, junto la policía, llevaron adelante una feroz represión contra cualquier sospechoso de formar parte de un grupo armado. Parte de la familia de Menchú fue víctima de esta persecución: sus padres y uno de sus hermanos murieron asesinados.

En 1981, Menchú se exilió en México, desde continuó su lucha por los derechos de los indígenas y denunció los crímenes cometidos por las fuerzas armadas en Guatemala. En 1992, en reconocimiento a su labor, le fue concedido el Permio Nobel de la Paz. El dinero del premio fue empleado para la creación de la Fundación Vicente Menchú, llamada así en honor del padre de Rigoberta. La fundación busca afianzar los valores humanos a través del reconocimiento de la diversidad étnica, política y cultural de los pueblos.