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La consigna se refiere a la independencia y la influencia del liberalismo en México.
Los antecedentes del proceso de independencia mexicano pueden situarse en 1808. Ese año, Napoleón Bonaparte invadió España, obligó a abdicar al rey y en su lugar puso a su hermano, José Bonaparte.
En diversas ciudades se crearon una serie de juntas, que juraron fidelidad al rey español Fernando VII. Estas juntas luego se unificaron en una Junta Central. En 1810, la junta cayó ante las tropas francesas y fue reemplaza por un Consejo de regencia que representaba al rey español (que estaba preso). En las colonias americanas, que desconocían la autoridad de José Bonaparte, surgieron entonces varias juntas locales en apoyo al rey español depuesto.
Ese mismo año, en México (por entonces denominado Virreinato de Nueva España) Miguel Hidalgo encabezó una rebelión que, en poco tiempo, se extendió por varias regiones. Comenzó así la guerra por la independencia de México, que duró once años.
Mientras tanto, en España, el Consejo de regencia convocó a una Asamblea, a la que concurrieron representantes de las regiones de España y, también, de las colonias americanas. La Asamblea (conocida como Cortes de Cádiz) proclamó en 1812 una Constitución. La constitución estaba influida por las ideas liberales, difundidas por la Revolución francesa a fines del siglo XVIII. Establecía como forma de gobierno la monarquía constitucional, con división de poderes, y la igualdad de derechos entre españoles y americanos.
La Constitución nunca fue puesta en práctica: cuando se dictó, España seguía bajo el dominio francés; luego, cuando en 1814 Fernando VII retornó a España, la derogó. A pesar de ello, las ideas de la Constitución ejercieron una profunda influencia en México.
La independencia de México fue declarada el 27 de septiembre de 1821. Como forma de gobierno se adoptó en primer lugar una monarquía. El Imperio Mexicano (como se llamó el nuevo país) duró apenas dos años y fue reemplazado por una república.
La vida de México como república estuvo marcada por los levantamientos y las guerras civiles, que se sucedieron a partir de 1829. A lo largo del siglo XIX, dos facciones disputaban por el modo más adecuado de organizar políticamente el país:
- Por un lado, los centralistas, que abogaban por una república unitaria, dirigida por un gobierno central.
- Por otro lado, los federalistas, partidarios de un sistema federal, en el que cada provincia tuviera una relativa autonomía.
La división entre centralistas y federalistas estuvo acompañada de una división ideológica, entre conservadores y liberales.
- Los conservadores eran defensores del orden político y social colonial, con un gobierno central fuerte, pocas libertades civiles y la presencia de la Iglesia católica en todos los ámbitos.
- Los liberales querían un gobierno federal, en el que todos fueran iguales y la Iglesia estuviera separada del Estado. Los liberales se consideraban herederos de las ideas de la Revolución francesa.
El enfrentamiento entre liberales y conservadores llegó a su punto más álgido en 1857, cuando los liberales (en ese momento en el gobierno) sancionaron una Constitución liberal. Más tarde, crearon el registro civil para que la anotación de los nacimientos, matrimonios y fallecimientos fuera realizada por el Estado y no por la Iglesia (como sucedía entonces). También se promovió la educación pública.
Como consecuencia de las medidas tomadas por los liberales, los conservadores se rebelaron y estalló una guerra civil, conocida como Guerra de Reforma. La guerra terminó en 1861 con el triunfo de los liberales.
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