chulorey
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Escuela primaria
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Un cuento de terror con planteamiento, nudo y desenlace

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    ignacio_m

    Las monedas hechizadas

    PLANTEAMIENTO

    En una ciudad cercana existe una enorme casa que, según se dice, está encantada y por eso nadie quiere vivir en ella.

    Cuentan que, hace algunos años, vivía en esa casa una familia de buen pasar con una niña pequeña y una criada que ayudaba en las tareas domésticas. Una noche, la niña se despertó al escuchar unos ruidos en el pasillo. Abrió la puerta de su cuarto para averiguar qué ocurría y salió al largo pasillo de baldosas que comunicaba las habitaciones.

    Al final del pasillo, vio a un niño de su edad que levantaba una de las baldosas y escondía algo debajo del suelo. La pequeña se sorprendió muchísimo al ver que lo que el niño estaba escondiendo eran monedas de oro.

    –¿Qué haces? –preguntó la niña.

    –Guardo estas monedas para que puedas sacarlas de aquí cuando quieras –respondió el niño.

    –¿Y por qué no me las das?

    –Porque son monedas hechizadas. Tienes que venir a buscarlas cuando yo las haya tapado. ¡Y asegúrate de que siempre haya una luz encendida! Si no, la baldosa volverá a su lugar y nadie podrá moverla.

    NUDO

    Cuando el niño se fue, apareció la criada con una vela en la mano. Había visto y escuchado todo, y no quería perder la oportunidad de conseguir dinero.

    Decidieron que no dirían nada sobre el extraño acontecimiento. Se pusieron de acuerdo para encontrarse todas las noches en ese lugar, levantar la baldosa y, a la luz de una vela, sacar las monedas hasta que se terminaran.

    Así fue como, todas las noches, la niña y la criada se reunían muy silenciosamente en el pasillo y, con bastante esfuerzo, corrían la baldosa. La niña, por su tamaño, cabía dentro de la abertura, de modo que era ella quien se metía en el hueco y le daba las monedas a la criada, quien las guardaba en una gran bolsa. Las noches pasaban y las monedas nunca se terminaban. En cambio, cada noche la vela se consumía un poco más.

    CLÍMAX

    Una noche, mientras las dos realizaban su tarea habitual, la vela empezó a parpadear, lo que era anuncio de que estaba por apagarse.

    –¡Sal del hueco! –le ordenó la criada a la niña–. La vela se apagará en cualquier momento.

    La niña comenzó a salir, pero en ese instante una moneda rodó por el piso y cayó en el hueco. La pequeña, sin pensarlo dos veces, volvió a entrar para sacar la moneda. La criada intentó detenerla, pero no pudo. En ese instante, la vela se apagó y el lugar quedó hundido en la oscuridad. Inmediatamente, la baldosa se deslizó sobre el hueco y dejó a la pequeña encerrada adentro.

    DESENLACE

    La criada no dijo nada de lo ocurrido. Con el tiempo, los padres se resignaron a la idea de que su hijita se había perdido y se fueron de esa casa que los ponía tristes al traerles su recuerdo. A partir de entonces, los vecinos empezaron a oír extraños pedidos de auxilio por las noches. La policía, alertada, ha ido varias veces al lugar; pero, al entrar al pasillo de la casa, sólo han encontrado una vela consumida sobre una de las baldosas.

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