Respuesta verificada
1
Androcles y el león
Hace muchos años, en la Antigua Roma, vivía un esclavo que se llamaba Androcles. Trabajaba incansablemente día y noche para su amo, sabiendo que nunca obtendría su libertad. Una noche, Androcles estaba en su celda y notó que el cerrojo había quedado mal cerrado. Sin vacilar, se puso en pie de un salto, abrió la reja y comenzó a correr sin mirar hacia atrás. Agotado ya de huir, y creyéndose a salvo, quiso echarse a descansar debajo de un árbol que veía a lo lejos, pero al llegar descubrió que había un león que gemía y gemía de dolor. En un principio, se asustó y pensó en huir, pero cuando vio que el león no se movía, decidió acercarse y ver si podía ayudarlo. Ya al lado del animal, entendió que lo que le provocaba ese inmenso dolor era una gran espina que tenía clavada en la garra, que no dejaba de sangrar. Sobreponiéndose al miedo, Androcles le extrajo la espina. El león no podía estar más agradecido, y llevó al hombre que lo había liberado de su padecimiento hasta su cueva, para compartir su alimento con él. Así estuvieron varios días, hasta que fueron capturados por los soldados romanos. Días después, Androcles fue condenado por el emperador a luchar en la arena del Coliseo. Llegado el día, una gran cantidad de personas asistieron para presenciar el triste evento, así como también lo hizo el emperador. Una vez allí, Androcles salió a la arena entregado a su destino fatal y vio cómo a varios metros suyos liberaban a un león hambriento. En cuanto el león estaba por abalanzarse sobre él, notó que se detenía y que toda su ferocidad se aplacaba. En este instante, hombre y león se reconocieron mutuamente, y el animal comenzó a lamerle las manos con cariño y gratitud. ¡Era el león de la cueva! El pueblo quedó maravillado y el emperador escuchó la historia que el hombre tenía para contarle. Conmovido, resolvió liberarlos a ambos, y Androcles y el león en adelante ya nunca más se separaron.
Más cuentos:
Gracias
Marcada como correcta